En el mundo laboral y empresarial actual, donde la flexibilidad y la externalización de tareas son cada vez más comunes, el contrato de prestación de servicios se ha consolidado como una herramienta legal fundamental. Este tipo de contrato permite formalizar relaciones entre personas o empresas sin que exista un vínculo laboral directo, lo cual ofrece ventajas, pero también implica riesgos si no se entiende bien su funcionamiento.
Tanto si eres quien presta el servicio como si eres quien lo contrata, entender qué es este contrato, cómo debe redactarse y qué cuidados se deben tener puede ayudarte a evitar malentendidos, conflictos o responsabilidades inesperadas. Este artículo te ofrece una guía clara, sin tecnicismos innecesarios, sobre cómo funciona un contrato de prestación de servicios en Colombia y cómo asegurarte de que cumple con lo necesario para proteger tus intereses.
¿Qué es un contrato de prestación de servicios?
Es un acuerdo entre dos partes, donde una (el contratista) se compromete a realizar una labor específica para otra (el contratante), sin que esto implique una relación laboral. En otras palabras, no hay subordinación, dependencia, ni obligaciones típicas de un contrato de trabajo como afiliaciones a seguridad social por parte del empleador.
Este tipo de contrato se usa frecuentemente para vincular a profesionales independientes, técnicos, asesores, consultores o proveedores externos. También lo utilizan las empresas para gestionar tareas temporales o especializadas que no forman parte de su actividad principal o de su planta de personal permanente.
¿En qué se diferencia de un contrato laboral?
La diferencia clave entre un contrato de prestación de servicios y uno laboral radica en la subordinación. En un contrato laboral, el trabajador debe cumplir horarios, acatar órdenes y tiene derecho a prestaciones sociales (como cesantías, vacaciones, salud y pensión), mientras que en un contrato de servicios, el contratista tiene autonomía para cumplir con el resultado acordado sin estar bajo el control directo del contratante.
Este matiz es esencial, ya que si un contrato de servicios se usa para enmascarar una relación laboral real, puede ser declarado nulo y convertirse en una relación laboral con todas sus consecuencias legales, incluyendo sanciones.
¿Qué debe incluir un contrato de prestación de servicios?
Aunque cada contrato debe ajustarse al tipo de actividad y a las condiciones particulares del servicio, existen algunos elementos clave que no deberían faltar:
1. Identificación clara de las partes: quién contrata, quién presta el servicio, con sus datos completos.
2. Objeto del contrato: debe especificarse qué se va a hacer. Esto debe estar redactado de forma precisa y detallada.
3. Duración: por cuánto tiempo se prestará el servicio, ya sea por un número de días, semanas, meses o hasta la entrega de un resultado concreto.
4. Honorarios y forma de pago: cuánto se pagará, en qué fechas, mediante qué método y si habrá anticipos o pagos parciales.
5. Obligaciones específicas del contratista: qué se espera que cumpla y con qué estándares de calidad o resultados.
6. Causales de terminación: cómo se puede finalizar el contrato, ya sea por cumplimiento, mutuo acuerdo, incumplimiento o fuerza mayor.
7. Cláusulas adicionales: como confidencialidad, propiedad intelectual, no competencia, o resolución de conflictos.
Redactar correctamente cada uno de estos puntos no solo da claridad a las partes, sino que también genera confianza y previene conflictos futuros.
Riesgos comunes al usar contratos de prestación de servicios
Uno de los errores más comunes es firmar este tipo de contrato sin entender las implicaciones jurídicas, o usando plantillas genéricas que no se ajustan a la realidad de la relación. Esto puede tener varias consecuencias:
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Generar una relación laboral encubierta, con riesgo de demandas por parte del contratista que puede reclamar derechos laborales.
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Ambigüedad en el alcance del trabajo, lo que lleva a conflictos por entregables o expectativas incumplidas.
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Falta de protección para el contratante, en casos donde el contratista comete errores, no cumple o divulga información confidencial.
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Pagos sin soporte o condiciones claras, lo que complica la contabilidad o los reclamos futuros.
Por eso, aunque parezca un contrato “más simple” que el laboral, su correcta redacción y revisión son esenciales.
Cuándo usar un contrato de prestación de servicios
Este contrato es útil en diversas situaciones, como por ejemplo:
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Contratar un abogado, contador, diseñador o desarrollador web.
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Externalizar tareas de mantenimiento, asesoría o capacitación.
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Formalizar relaciones con proveedores independientes o freelance.
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Establecer acuerdos de corto o mediano plazo sin generar nómina.
Sin embargo, se debe tener cuidado de no utilizarlo como sustituto de una relación laboral estable o permanente. La clave está en definir claramente el alcance del servicio, los entregables y el nivel de autonomía del contratista.
Buenas prácticas para que el contrato sea seguro
Más allá del contenido básico, existen algunas recomendaciones útiles que pueden ayudarte a que el contrato de prestación de servicios sea realmente eficaz:
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Define entregables concretos: en lugar de decir “asesoría general”, indica qué informes, resultados o productos se esperan.
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Evita términos ambiguos: palabras como “a conveniencia”, “cuando se necesite” o “según disponibilidad” deben evitarse si no se explican claramente.
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Incluye fechas de entrega y sanciones por incumplimiento: esto protege a ambas partes y evita excusas sin fundamento.
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Protege la información sensible: incluye cláusulas de confidencialidad si se manejará información interna o estratégica.
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Asegúrate de que el contratista esté afiliado a seguridad social: esto es obligatorio para contratistas independientes en Colombia y debe estar registrado en el contrato.
¿Debe autenticarse un contrato de prestación de servicios?
En general, este tipo de contrato no requiere autenticación notarial para ser válido. Basta con que esté firmado por ambas partes, y ojalá en duplicado, para que cada parte conserve un original. No obstante, en ciertos casos (por ejemplo, cuando los montos son muy altos o el contrato debe presentarse ante una entidad pública), se puede optar por la autenticación para mayor seguridad.
¿Qué hacer si hay incumplimiento?
Si una de las partes no cumple con lo pactado, el contrato debe tener una cláusula que indique qué medidas se tomarán. Estas pueden incluir penalidades económicas, terminación anticipada o mecanismos de solución de conflictos.
En cualquier caso, es importante que exista una redacción clara que indique qué se considera incumplimiento, cómo debe notificarse y qué consecuencias aplican. Esto evita que la situación quede al criterio de cada parte y facilita cualquier acción legal, si fuera necesaria.
¿Quién puede redactar un contrato de prestación de servicios?
Aunque existen múltiples formatos en línea, lo más recomendable es que el contrato sea elaborado o al menos revisado por un profesional del derecho. Un abogado con experiencia podrá adaptar el documento a las necesidades específicas del caso, evitar cláusulas abusivas y asegurar que se respeten las normas vigentes.
Además, una buena asesoría puede ayudarte a evitar caer en errores como confundir el contrato de prestación de servicios con uno laboral, lo cual podría generar consecuencias legales negativas tanto para el contratante como para el contratista.
Firmar con conocimiento es firmar con seguridad
El contrato de prestación de servicios es una herramienta útil y versátil que permite formalizar acuerdos sin establecer una relación laboral. Sin embargo, su valor radica en la precisión con la que se redacte, el equilibrio de las condiciones y el cumplimiento de requisitos legales básicos.
Ya sea que prestes servicios o los contrates, entender cómo funciona este tipo de contrato te ayuda a evitar errores, proteger tus derechos y construir relaciones más transparentes y seguras.
Y si estás por firmar un contrato y quieres hacerlo con total confianza, te recomendamos contar con una herramienta práctica para verificar que no falte ningún punto clave.
Firmar bien no es solo un paso legal, es una decisión estratégica. Contáctanos hoy.